La empanada mental de los independentistas catalanes no tiene límite. El último ejemplo es el del jugador de balonmano Arnau García, que votó sí a la independencia y días después se sintió halagado al ser convocado para jugar con la selección española. Sí, ha aceptado jugar… en la selección del país del que quiere separarse. ¿Lo entienden ustedes? No se esfuercen.
Tampoco lo entendieron los periodistas de El partidazo de Cope, que tuvieron que hacer gárgaras antes de tragarse el batiburrillo de ideas de este chaval que dice ser catalán, español e independentista. Todo a la vez. Si hubiera vida en Marte, también sería marciano.